Los pasados 24 y 25 de marzo Villanueva acogió la segunda edición de las Jornadas de Prevención en Atención Temprana. En esta ocasión, el eje de las jornadas fue la Familia como entorno natural de desarrollo y de aprendizaje.
Inauguró el acto Gloria Gratacós Casacuberta, la Directora del Área de Educación. Tras sus palabras, la coordinadora de las Jornadas, Patricia Grande Fariñas– presentó a los ponentes invitados. Todos expertos en Atención Temprana como Pilar Gútiez o Margarita Cañadas. En sus intervenciones pusieron en evidencia el papel protagonista de la familia como elemento básico para estimular el desarrollo del niño y la necesidad de que el profesional de Atención Temprana adapte y genere su respuesta desde el entorno familiar, consensuando objetivos y necesidades con la familia.
El bloque de participantes del primer día de jornada se cerró con una Mesa Redonda en la que representantes de familias de niños con discapacidad (Mar Gónzález y Teresa Vargas) opinaron sobre las dificultades para la implementación de este modelo desde su experiencia personal. Un profesional representó las demandas con las que distintas familias consultan en su centro.
El segundo día de las jornadas de dedicó a la experiencia de aplicación de este modelo en la Comunidad de Madrid, de la mano del Equipo del Grupo Amás, a lo que Esther Juste sumó la necesidad de que los profesionales rompieran barreras en su forma de trabajar para conocer otras fórmulas que benefician a las familias. El bloque se cerró con la participación del Director General del Área de Adopciones Internacionales de la Comunidad de Madrid, Antonio Ferrandis, quien acercó la realidad y necesidades de las familias que adoptan y de los niños adoptados.
Más allá de la complejidad del tema tratado, hubo un acuerdo unánime en la necesidad de fortalecer las competencias de las familias y el derecho de las mismas a tomar decisiones respecto a la educación de sus hijos con discapacidad o con riesgo de presentarla.
Uno de los objetivos de estas Jornadas era que constituyeran un lugar de encuentro entre profesionales, familias y asistentes. En este sentido, apuntar que los debates y encuentros traspasaron los tiempos y espacios destinados a tal fin; más allá de las preguntas tras las intervenciones de los ponentes y de los descansos en el café, el intercambio de opiniones y la motivación hacia un trabajo en equipo continuó en una larga despedida ya en la calle, ambos días. El intercambio de buenas prácticas es un signo que denota que los verdaderos protagonistas del desarrollo y aprendizaje de los niños no deben ser los profesionales sino las familias y los propios niños, que los profesionales acompañamos y estamos de paso en sus vidas.